Por David Schäfer
Con Pierre Bourdieu (Un art moyen, 1965) se deja atrás la
concepción de la fotografía como espejo para considerarla una convención. Para
el sociólogo francés la fotografía fija sólo una parte de la realidad en una
operación que nunca es arbitraria. La define como “un sistema convencional que
expresa el espacio de acuerdo con las leyes de la perspectiva y los volúmenes y
colores mediante gradaciones que van del blanco al negro” . No obstante,
advierte que “existe un acuerdo para ver en la fotografía el modelo de la
veracidad y de la objetividad”.
La explicación para esta aparente contradicción radica en que a la
fotografía desde sus orígenes se le han atribuido usos sociales considerados
“objetivos” y “realistas” y se presenta como un “lenguaje natural” porque la
selección que hace del mundo visible está de acuerdo, en su lógica, con la
representación del mundo que se impuso en Europa a partir del siglo XV. Tal es
así que toda fotografía que no coincida con esta “visión normal” del mundo es
desechada, quedando en el camino infinitas posibilidades que la técnica ofrece
más allá de la tradición.
La fotografía se define por sus los sociales donde la representación de
lo real aparece como objetiva no por su concordancia con la realidad, puesto
que es un sistema convencional, sino por su conformidad con un conjunto de
reglas que responden a la definición social de la visión objetiva del mundo.
También, en esa época, algunos artistas conceptuales se interesan por
revelar el carácter convencional de la fotografía. Jan Dibbets pone a prueba la incidencia de la perspectiva unipolar en la
construcción del espacio con una serie de trabajos titulados Perspective
Correction que comienza a desarrollar a mediados de la década de 1960. Del
mismo modo, John Hilliard produce una serie de obras que ponen al
descubierto los límites de la fotografía como sistema de representación
trabajando sobre las restricciones del encuadre en Cause of death en 1970 o
problematizando la exposición correcta en Camera recording its own condition (7
apertures, 10 speeds, 2 mirrors) en 1977.
Tanto para Bourdieu como para estos artistas la fotografía se vale de un
código, en los términos que lo define Philippe Dubois, para representar lo real.
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